Simone de Beauvoir

Roberto amilburu.

Su libro El segundo sexo es ya paradigmático. Quiero homenajearla por su persona, por su obra y por lo que admiro de su feminismo humanista en la línea, creo,  del feminismo de Clara Campoamor. Salvando las distancias de época y de sus diferencia idiosincráticas.

Rebelde, luchadora, icónica y enigmática. Es para mí símbolo de las libertades personales independientemente del sexo o de cualquier otro condicionamiento. Respeto y libertad son el símbolo de su persona. El feminismo deja de ser lo mismo hasta que ella llega y escribe desde su posicionamiento como intelectual reputada.




Novelas.

La invitada (1943), La sangre de los otros (1945), Todos los hombres son mortales (1946), Los mandarines (1954, ganadora del Premio Goncourt), Las bellas imágenes (1966), La mujer rota (1967), Cuando predomina lo espiritual (1979).

Ensayos.

Para qué la acción (1944), Para una moral de la ambigüedad (1947), El existencialismo y la sabiduría de los pueblos (1948), América al día (1948), El segundo sexo (1949), El pensamiento político de la derecha (1955), ¿Hay que quemar a Sade? (1955), La larga marcha (1957), La vejez (1970).

Fragmento.

 (Extraído de El segundo sexo)

Todo sujeto se afirma concretamente a través de los proyectos como una trascendencia, sólo hace culminar su libertad cuando la supera constantemente hacia otras libertades; no hay más justificación de la existencia presente que su expansión hacia un futuro indefinidamente abierto. Cada vez que la trascendencia vuelve a caer en la inmanencia, se da una degradación de la existencia en un «en sí», de la libertad en facticidad; esta caída es una falta moral si el sujeto la consiente; si se le inflige, se transforma en una frustración y una opresión; en ambos casos, se trata de un mal absoluto.




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